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Núm. 134
Categoria: JUVENALIA

MUJER SONROJADA

(Alejandrinos serventesios)
Lo recuerdo... ¡Septiembre! Fue en aquel veraneo.
Playas, acantilados. Sentí una emoción nueva
al cruzar en la tarde, sin luz, aquel paseo,
que salpica el Cantábrico desde Zarauz a Deva.

Era un suave crepúsculo sin sol. Atardecía
sobre un cielo plomizo de grises pinceladas.
Llegaba hasta la orilla como una sinfonía
de salobres perfumes y lentas marejadas.

Perdiéndose a lo lejos, flotando entre la bruma,
lejanías inmensas, playas fascinadoras,
monstruosos arrecifes y un abismo de espuma,
que muestra al infinito sus fauces vengadoras.

¡Septiembre! Atardecía. La encontré en mi camino,
pálida como un astro. Cuando se aproximaba,
yo la miré a los ojos.¿Fue el relente marino?
¿Por qué tembló un instante? ¿Por qué se sonrojaba?

Yo no la conocía. Me crucé indiferente
y entonces, lo recuerdo, se sonrojó al pasar.
Era elegante, rubia. Dijo:†adiós†dulcemente.
¿No quedan en el mundo princesas que cantar?

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2006-2024 © José María Zandueta Munárriz.